Desafío al sistema de salud mental en El Salvador
"La salud mental necesita una gran cantidad de atención. Es un gran tabú que tiene que ser encarado y resuelto" Adam Ant
Figura 1
Nota: la salud mental de la población se encuentra en grave riesgo ya que podría sucumbir ante la desatención y desinterés del Estado. Fuente: uls.edu.sv(2020)
La salud mental, según el Comité de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud, (OMS) se define como “El goce del grado máximo de salud que se puede lograr, es uno de los derechos fundamentales e inalienables del ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica y social”.La salud mental es también un proceso de búsqueda, una necesidad del individuo, la familia y la sociedad. Es un balance dinámico en continuo movimiento, de cada persona consigo misma y con su contexto para producir, reproducir y transformar su existencia. Incluye la idea de crisis, esperada e inesperada, común a la condición humana, siendo determinante la participación activa de la persona en la posibilidad de dar respuestas a sus propias crisis y a los cambios del contexto social. Salud mental es la posibilidad de participar en proyectos compartidos que permitan a la persona trascender en su existencia y verse reflejada en el otro, construyendo su propia identidad.(OMS, 2020)
La misma OMS señala que la salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales. Se trata de un estado de bienestar que permite a los individuos realizar sus habilidades, afrontar el estrés normal de la vida, trabajar de manera productiva y fructífera, y hacer una contribución significativa a sus comunidades, permitiéndoles alcanzar sus propios objetivos. Esta incluye bienestar subjetivo, autonomía, competencia, dependencia intergeneracional y reconocimiento de la habilidad de realizarse intelectual y emocionalmente . Planteado así, la salud mental es un factor determinante para el bienestar individual y social y debería ser una prioridad no solo para el sistema de salud de los Estados, sino también para todo el espectro de las políticas públicas sociales, económicas y políticas en cada país. La ausencia de salud mental en la población impacta directamente en el desarrollo humano y en la dignidad humana. Sin embargo, en todo el mundo, y de manera específica, en nuestro país, la salud mental no ha sido de interés público, incluso, ni siquiera para las personas afectadas por un trastorno mental.En el marco de la pandemia, provocada por el Corona Virus desde principios del presente año, el sistema sanitario nacional se ha visto enfrentado a su mayor desafío en las últimas décadas.(Deysi Cheyne, 2020)
Figura 2
La salud mental en sí podemos catalogarlo como un estado en donde como seres humanos nos vemos, percibimos la influencia de la forma de pensar, sentir y actuar cuando nos enfrentamos a las demandas de la vida. Cuando esta forma de percibir las cosas es negativa, nuestra calidad de vida y bienestar general disminuye, llevándonos a desarrollar una mala salud mental a nivel personal o interpersonal.Por lo anterior, hay que definir la calidad de vida como “la percepción de un individuo de su posición en la vida en el contexto de la cultura y los sistemas de valores en el cual vive, y en relación con sus metas, expectativas, estándares e inquietudes”. Según las estadísticas, entre los años 2010 y 2017, en El Salvador se registró un promedio anual de 205 suicidios según Ministerio de Salud (MINSAL), (Datos del 2019). Solo entre enero y julio de 2018, Salud reportó 635 casos de intentos de suicidios, una tasa de 9.5, por cada 100.000 habitantes. ¿Qué nos indican estos datos?, indican la necesidad urgente de la atención profesional a la sociedad y corroborar la estabilidad mental de ellos. En nuestro país la atención medica esta más centrada a lo que es salud médica, dejando de lado las atenciones psicológicas y psiquiátricas.La importancia de la promoción de la salud mental en la sociedad través de hábitos y estilos de vida saludables que les permita una sana convivencia social-comunitaria, participación en actividades deportivas, integrarse en grupos de jóvenes, el mantener vínculos familiares sanos, entre otras actividades, son fundamentales para su equilibrio o bienestar. (Román Mendoza, 2019).
Por todo lo anterior, concluimos que guiados en las estadísticas mencionadas, y con base a nuestra percepción de las dificultades en el acceso a la salud mental desde la promoción y la prevención de trastornos mentales; se constituye en una urgencia del Estado Salvadoreño crear políticas sociales amparadas en la legislación existente en materia de salud mental que permita un mayor y mejor acceso a la salud mental en sus tres niveles; no únicamente la intervención, sino que basado en un modelo de promoción desde el ámbito comunitario; permitiendo a la vez que no existan desigualdades sociales ni económicas para su acceso; sino que asegurando que las clases socioeconómicas en mayor riesgo, tengan asegurada su cobertura.
Figura 3
Nota No hay grupo humano inmune alas enfermedades de la mente, empeoro el riesgo es más alto en los pobres, los sin techo, el desempleado. Fuente: Saludesfera.com(2020)
Más allá de la salud física de miles de salvadoreños/as, deteriorada por la enfermedad de covid-19, la salud mental de la mayoría de la población se encuentra en grave riesgo de sucumbir ante la desatención y desinterés del Estado, lo cual, irremediablemente, tendrá un impacto catastrófico en el bienestar social del país entero. Antes de la pandemia, la salud mental en El Salvador era marginal, tanto presupuestariamente como en voluntad política para su atención. Una evaluación realizada en 2007 indica que nuestro país ha tenido serias limitaciones en su sistema de salud mental, sobre todo en la atención primaria, así como una marcada insuficiencia de recursos humanos calificados. El presupuesto dedicado a la salud mental apenas representa 1% del presupuesto general de salud y los hospitales psiquiátricos situados en la capital consumen más del 90% de los fondos de salud mental . Tampoco se han formulado políticas ni leyes para regular este problema social, únicamente cuentan con planes nacionales con este escaso presupuesto. También sabemos que, si bien, los problemas de salud mental afectan a la sociedad en su totalidad, puesto que se trata de impactos negativos que repercuten en el ánimo colectivo debido a la interdependencia humana; no obstante, hay que tener claridad de que las consecuencias de estos fenómenos sociales son sufridos de manera distinta, según sea el género, la clase, la etnia, la diversidad sexual y otros factores humanos.(Deysi Cheyne, 2020)
Nota: Noticiero hechos El Salvador, (2018, 7 de agosto). Problemática de salud mental en ElSalvador.[video]. Fuente: https://youtu.be/h-AYnSDVjTgEn El Salvador se ha avanzado en el diseño e implementación de programas de protección de la salud mental en situaciones de desastre, sin embargo, la pandemia actual trasciende lo actualmente normado. Se requiere, ante todo, que el sistema de salud entienda que la salud mental es un pilar central para el bienestar general de toda la población, y que una política de salud mental no debe entenderse solo para atender trastornos mentales. La salud mental comunitaria debe ser promovida como factor de prevención y desarrollo y estar entre las prioridades sanitarias mejor atendidas. Este es el gran desafío, asumirlo requiere responsabilidad no solo del gobierno, principal responsable, sino también de todas las instancias de la sociedad civil vinculadas a este problema. Sin duda, las universidades y organismos no gubernamentales, especializados en este tema, también pueden y deben ofrecer ideas y aportar estrategias en la atención y prevención de nuestra salud mental.
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